Somos una pareja joven de Copenhague que lleva mucho tiempo buscando un santuario lejos del ajetreo de la vida cotidiana y de los apartamentos pequeños. Compramos esta joya para salir de la ciudad y pasamos aquí todo el tiempo que podemos. Aunque nos gustaría estar aquí todo el tiempo, no es así como está organizada la vida cotidiana y no nos gusta la idea de que este hermoso lugar esté vacío. Por eso queremos compartir con los demás el placer de sentarnos y disfrutar de las grandes puertas abiertas del patio y del aire libre.

Rabarbergården está casi en el patio trasero y nos encanta su visión "de la granja a la mesa". En la tienda de la granja se puede comprar pan recién horneado, rollos de canela o huevos recién puestos. En el restaurante se puede disfrutar de deliciosa comida y la propia granja organiza actividades para todas las edades. La acogedora playa más cercana, con mucho espacio, está a sólo 10 minutos en bicicleta de la casa. Se puede llegar a Tisvilde Hegn por los numerosos y acogedores senderos y, por supuesto, también está la vibrante vida de Tisvildeleje.